El día anterior, como viene siendo habitual, celebramos una cena popular. La abundante lluvia que nos cayó no fue ningún impedimento para que se hiciera el rancho y la hoguera estuviera pero que muy viva. ¡Berdejo siempre tiene soluciones!.
Una imagen vale más que mil palabras.
A refugio en la nave de Juanito, dimos buena cuenta del rancho, del vino y cava de nuestra querida Comarca, cerezas, pastelitos y más porque no nos pusieron. Posteriormente bailamos hasta que el cuerpo aguantó.
El berdejano se llamaba Eupilo.
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